Es un espacio seguro donde las personas se reúnen entre iguales para atender el dolor y el duelo, desde el respeto y el no juicio.
En el maravilloso libro The wild edge of sorrow(El lado salvaje del dolor, el libro no está traducido al castellano que yo sepa), Francis Weller identifica lo que él llama las “Cinco puertas del duelo”, que incluyen:
el duelo de perder a alguien o algo que amamos
el duelo de las partes de nosotras que no han conocido el amor
el duelo por el mundo
el duelo por lo que esperábamos y no recibimos
el duelo ancestral.
Las tradiciones ancestrales de todas culturas, ofrecían unos espacios ritualizados para transitar el duelo con el apoyo de la comunidad, mediante ciertas pautas que acompañaban la persona en proceso de duelo a transitar las diferentes fases que este proceso implica.
Nuestra cultura es la única que ha perdido la consciencia de la importancia de acompañar las personas en el duelo, para que se pueda convertir en una experiencia de maduración del individuo. El trauma, muchas veces, es la manifestación de un proceso de duelo que no tenido lugar, y se ha quedado estancado en la psique y en el organismo a través de mecanismos como la depresión, la hiperactividad, la ansiedad, las adiciones y la falta de autoestima. Sentir que hay una comunidad que sostiene el dolor con nosotras nos permite procesarlo con más resiliencia. Saber que nuestro dolor es perfectamente humano, nos humaniza y nos ayuda a salir de la vergüenza que muchas veces sentimos por ser vulnerables y frágiles.
Los Círculos de duelo pretenden reconstruir esta herencia cultural, volviendo a crear espacios comunitarios para transitar el dolor, procesarlo, darle sentido y convertirlo en bondad y sabiduría.
Basándose en las prácticas ancestrales de muchas culturas y las investigaciones actuales sobre el trauma, los Círculos de duelo ofrecen una marco para las personas, grupos y comunidades que quieren volver a crear espacios de cuidado, respeto y soporte mutuo.