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Repensar el trabajo

4/29/2021

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Hoy se celebra el día de las personas trabajadoras. La fecha fue elegida en 1889 por el Congreso Marxista Internacional Socialista, que aprobó una resolución para una "gran manifestación internacional" en apoyo de las demandas de la clase trabajadora por la jornada de 8 horas. Curiosamente, el 1 de Mayo, en las culturas celtas de Europa, era el día de Bealtaine, que marcaba el comienzo de la temporada de verano pastoral, cuando las manadas de ganado se llevaban hacia los pastos verdes y a las tierras de pasto de las montañas. Un contraste, y cambio, interesantes en nuestra narrativa colectiva. El día de las personas trabajadoras se enmarca dentro de un cambio muy profundo en la cultura y la sociedad: la revolución industrial. Tal vez podríamos celebrar esta fecha haciendo una revisión de este cambio para ver hasta qué punto ha sido realmente favorecedor para la humanidad.

Pertenencia y libertad
La revolución industrial ha significado el éxodo masivo de comunidades que hasta entonces vivían, y no de manera idílica, en el campo. No estoy haciendo una apología romántica a la vida campesina. Ser campesino/a en un sistema feudal era muy poco agradable, estoy segura. A la vez, la cultura campesina ofrecía a sus integrantes un rico tapiz de tradiciones, rituales, costumbres que principalmente satisfacían una necesidad muy profunda del ser humano: la pertenencia. Muchas de estas costumbres y tradiciones eran, por supuesto, increíblemente "limitantes" para el individuo, especialmente las mujeres. La liberación del individuo se ha producido a través de la fragmentación de la familia y de la comunidad, empezando una era "nuclear", que está ahora en un punto de culminación. En la realidad que nos rodea, cada individuo se relaciona en gran parte a través de métodos virtuales que producen una extraña conexión aislada.

La promesa de la felicidad
La promesa de la revolución industrial era una vida más cómoda con mucho más tiempo a nuestra disposición. No sé si parte de esta promesa era también una vida más feliz. Sería oportuno evaluar los resultados en relación a estas promesas, ya que ahora se sigue prometiendo lo mismo con el advento de la Inteligencia Artificial.
Como es el caso en todas las situaciones que implican a la humanidad, las cosas no son sencillas. No es fácil hacer una evaluación utilizando categorías simplistas. Las cosas muy raramente son blancas y negras. Sin embargo, una reflexión me parece necesaria.
¿Te consideras feliz? ¿Tienes a tu disposición suficiente tiempo para descansar, cuidarte y cuidar de tus relaciones? ¿Sientes que perteneces a una red que te ofrece sustento, cobijo y sentido?
Explorar estas preguntas nos puede llevar a cuestionar profundamente nuestra manera de entender el trabajo y por ende, el contexto social, cultural y económico que lo enmarca. Más allá de una mirada que identifica las grandes carencias en el mundo laboral con respecto a la precariedad, la desigualdad y las oportunidades, podríamos cuestionar el paradigma del trabajo asalariado en el contexto de fragmentación del ser humano. Por supuesto no soy yo la primera a plantear estas preguntas y esta revisión. Afortunadamente hay un movimiento, pequeño pero creciente, de personas que comparten la perspectiva que comparto aquí.

La salud mental y el trabajo
La cantidad de personas que experimentan los inquietantes síntomas del estrés, ansiedad, insomnio, ataques de pánico etc. está en constante subida. El modelo productivo de nuestra sociedad tiene un efecto profundo en la educación y las relaciones. La exigencia, el esfuerzo, la insatisfacción, ya son rasgos muy arraigados en nuestra psique. El "no parar" se ha convertido en un estilo de vida, incluso para las personas que se consideran más conscientes y dedicadas a un proceso de crecimiento personal. Siempre hay algo que arreglar, algo que podría ser mejor, algo que alcanzar. No nos ofrecimos, la mayoría, descanso y silencio, vacío y aburrimiento, sino huimos de estas cosas, incluso en nuestro "tiempo libre". Esto, además de ser un problema "externo" es un problema muy "interno", de nuestra manera de relacionarnos con nosotras mismas. El impacto que años de educación forzada y trabajo degradante han tenido en nuestra psique es inmenso. Reproducimos estos mismos patrones en nuestro espacio interior, incluso cuando queremos liberarnos de la opresión externa.

Repensar el trabajo
Por esta razón me parece urgente que, a nivel individual y colectivo, podamos repensar el trabajo, y todo lo que esto conlleva a nivel de fragmentación de nuestra psique, nuestras relaciones y nuestro entorno. Estamos en un punto muy delicado de nuestra historia.  No parar, parece cada vez más claro, nos llevará a una colisión. Entonces, además de las luchas sociales que podamos emprender de forma colectiva, me parece necesario revisar esta voz interna que nos exige "hacer" constantemente, que, en nuestro afán de cambiar el mundo y mejorarnos, nos convierte en robots en una cadena de montaje que nunca acaba.


Escribo estas palabras desde Menorca, dónde he venido a “trabajar” unos días, ofreciendo un retiro. El otro día, caminando por un acantilado, se me ocurrió esta poesía, la dejo aquí con la esperanza de que te hable.


EXIGENTES
Todos son exigentes
los que no han sido amados:
producir, conseguir
demonstrar, ganar
los demonios que les sacan de la cama
y le apresuran el desayuno.
No es el coche, el trabajo
la casa más bonita. No, esto era lo más fácil.
Son las horas sentada en el cojín meditando,
bailando con urgencia, leyendo con hambre
controlando las calorías, las palabras
siempre con la sensación que algo no es suficiente.
Siempre con la obligación de ser mejores
y mejorar el mundo.
Las gaviotas surgen del acantilado
como si una mano invisible 
las hubiera arrojado al aire
y otra, las mantuviera ahí 
apoyadas en la corriente.
Te juro que están jugando 
estas gaviotas no saben lo que es trabajar
hicieron un voto a lo invisible
y ahora vuelan casi sin mover las alas.
Me pregunto si hasta los peces
les saltan en la boca.

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    Tatiana Sibilia es  formadora  certificada de Comunicación NoViolenta y
    facilitadora  de
    Integración Relacional
    Ofrece formación, acompañamiento individual para aprender a practicar la Integración
    Relacional en el día día. ​

         

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