Supongo que todas nos hemos encontrado en aquella conversación-ovillo, donde lo más se habla, lo más la cosa se complica. Las palabras toman diferentes significados y, en lugar de traer claridad, nos confunden y generan malentendidos. Empezamos a navegar en alta mar, las olas vienen demasiado rápidas y nos sobrepasan. Decimos cosas que no queremos decir, sacamos temas que no vienen a cuenta, entramos en el reproche y, si la cosa va muy mal, los insultos. Al final, nos encontramos agotadas, desanimadas, confundidas y no entendemos por qué es tan difícil tener una conversación constructiva.
Conversar es un arte Mantener una conversación cuando estamos cargadas de emoción, sea enfado, frustración, tristeza o miedo, es realmente un arte, una disciplina. Si no aprendemos a hacerlo poniéndole atención, intención y práctica, no nos va a salir de forma espontánea. Creo que esta es una de las ideas más contraproducentes que podamos tener, que conversar es algo innato que no necesita de práctica. Incluso cuando no estamos cargadas de emoción, una buena conversación necesita de una escucha activa, hacia fuera y hacia dentro, y de toda una serie de decisiones sobre como vamos a responder a cada interacción. Hay cosas que recoger, cosas que dejar ir, cosas que explorar, cosas que clarificar y cosas que simplemente necesitan ser recibidas y acogidas. Hay una serie de preguntas que creo nos pueden ayudar a navegar el tumultuoso mar de las conversaciones. ¿Estoy tranquila y disponible para esta conversación? Muchas veces, al no hacernos esta pregunta, entramos en una conversación cuando realmente no tenemos la disponibilidad para ella. Estamos removidas, cansadas, todavía enfadadas o no hemos tenido suficiente tiempo para procesar y aclararnos. En este caso, sería mejor posponer la conversación a otro momento, y mientras tanto hacer lo que podemos para prepararnos. El requisito fundamental para entrar en una conversación constructiva, creo que es el interés y la curiosidad. Si entramos en la conversación con las ideas demasiado firmes y rígidas, esto puede dificultar el diálogo y la creatividad. Aunque por supuesto está bien tener las ideas claras, si no estamos también dispuestas a que la conversación nos cambie un poco, tal vez nos podemos preguntar lo siguiente. ¿Qué me gustaría de esta conversación? Parece una pregunta un poco inútil, pero muchas veces entramos en conversación sin realmente saber "para que" y entonces luego nos vamos por las ramas y nos dejamos desviar por cualquier cosa que pueda aparecer. Saber qué es lo que nos gustaría nos ayuda a mantenernos centradas. Por ejemplo, en una conversación puedo tener el deseo o la necesidad de: expresar algo, clarificar algo, entender algo, averiguar algo, resolver algo, compartir algo, reparar algo o simplemente desahogarme. Cada una de estas cosas va a necesitar un enfoque distinto y es importante que lo tengamos presente. Si la respuesta a esta pregunta es que queremos demostrarle a la otra persona que se está equivocando, que nosotras tenemos la razón, si queremos forzar un cambio en la otra persona, si queremos que haga lo que nosotras queremos, es bastante probable que la conversación no acabará muy bien. Obviamente, aquí no me refiero a conversaciones que tienen que ver con situaciones de abuso o maltrato donde se tienen que poner unos límites claros. ¿Qué cosas estoy dando por hechas y podría averiguar? Una de las fuentes más abundantes de malentendidos en una conversación son las suposiciones e interpretaciones que no cuestionamos. Interpretar es inevitable y necesario, pero no todas las interpretaciones que hacemos serán acertadas, así que mantenernos atentas a este punto puede ayudar a salvar una conversación. Muchas veces, al dar por ciertas interpretaciones, construimos toda la conversación sobre unas bases muy poco fiables. Las cosas que más frecuentemente damos por hechas son: las intenciones detrás de una acción, las causas que han dado lugar a una acción, las consecuencias que tendrá una acción y el estado de ánimo de otra persona. Así que podemos empezar a crear la costumbre de hacer preguntas sobre estas cosas para averiguar si nuestras interpretaciones son fiables y hasta qué punto. ¿Estoy entendiendo lo que la otra persona me está comunicando? Otra muy buena pregunta que muy a menudo nos pasamos por alto. Muchas veces, aunque creamos que estamos entendiendo, si hacemos la prueba de preguntarle a la otra persona: “¿Me estás diciendo esto y esto y esto?", nos sorprenderá el número de veces que la respuesta será: “No” o “No exactamente” o "Sí, pero también esto que no has dicho”. Demasiadas veces pensamos que entendemos los demás, incluso más de lo que se entienden a sí mismos. Mantener una actitud humilde y abierta es muy útil para que se preserve la confianza y la honestidad. Igualmente, podemos hacernos la pregunta inversa. ¿Le está llegando a la otra persona lo que le quiero expresar? A veces, a pesar de nuestros mejores esfuerzos para comunicarnos de una manera clara, la otra persona no recibe lo que nos gustaría. Esto no necesariamente ocurre por qué no hay la intención de recibirlo (aunque esto sí que puede pasar si la relación está muy desgastada). A veces tenemos códigos distintos, asociamos ciertas palabras a cosas diferentes y tenemos experiencias previas distintas que nos hacen interpretar las cosas de maneras distintas. Así que si nos da la impresión que a la otra persona le está llegando algo diferente a lo que queremos que le llegue, podríamos decir algo como: “Espera, me da la impresión que te está llegando otra cosa a la que te quiero decir. Déjame ver si te lo puedo expresar de otra manera que sea más clara". Diría que estas son las preguntas preliminares que nos pueden ayudar a no perder completamente los papeles en una conversación. Aun así, por supuesto, no son una garantía de que todo acabará bien. En el próximo artículo, compartiré algunas preguntas más, para cuando las cosas se complican. Mientras tanto, te invito a poner en práctica estas preguntas en alguna conversación que tienes pendiente o que has tenido, pero no ha ido como te hubiera gustado. Si te surge alguna pregunta al respeto, te invito a compartirla en la sección de los comentarios. Por supuesto, si este artículo te ha parecido útil, te agradezco mucho que lo compartas con otras personas. Si quieres acceder al documento que he preparado con unas propuestas para practicar los conceptos de este artículo, puedes hacerlo clicando en el botón aquí abajo.
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