Tatiana Sibilia, facilitadora de Integración Relacional La ansiedad se caracteriza por una sensación de agitación, de opresión en el pecho, respiración corta y pensamientos en bucle. El lema de la ansiedad es "¿Y si....?". Las emociones que suelen acompañar este estado son la inseguridad y el miedo, de hecho, podríamos decir que la ansiedad es más bien una respuesta fisiológica a estas emociones cuando no se resuelven. Frecuentemente intentamos lidiar con la ansiedad con estrategias como la distracción, la relajación y el pensamiento positivo. Si estas son las estrategias que utilizas, me encantaría escuchar como te funcionan. En mi consulta veo los síntomas de la ansiedad muy a menudo y no me sorprende. La ansiedad tiene una dimensión social Sería difícil vivir en este mundo tan marcado por la precariedad, la desigualad, el conflicto y la destrucción medio ambiental sin experimentar miedo e inseguridad. Así que lo primero que normalmente intento trasmitir a mis clientxs es que la ansiedad no es solo un asunto personal sino que, a mi parecer, hoy en día es la señal que nos indica que nuestro mundo ha llegado a unos umbrales que no son tolerables para el sistema nervioso humano. Es una invitación a reconsiderar como estamos organizando nuestra sociedad y nuestra cultura. Dicho esto, también necesitamos encontrar maneras de vivir en este mundo, tal y como es ahora. La relación entre la parte adulta y la parte pequeña de nuestra psique. La inseguridad es una emoción que nos conecta con la vulnerabilidad, vivir en un mundo inestable no es fácil para nuestro sistema nervioso que necesita una sensación de seguridad para poder funcionar bien. A menudo esta experiencia de inseguridad nos conecta con aspectos más inmaduros de nuestro ser: partes de nuestra psique que todavía se perciben como pequeñas, solas, desprotegidas, sin recursos. Intentar abordar estas percepciones desde el intelecto no suele traer muchos resultados porqué las experiencias se viven en el cuerpo, no en el intelecto. Además, en la ansiedad es justamente el miedo vinculado con el futuro lo que más nos afecta y el intelecto es el que genera muchas de estas ideas catastróficas sobre el futuro. Para poder facilitar que nuestra parte más adulta pueda comunicarse con la parte más pequeña, necesitamos calmar el intelecto y pasar por el cuerpo. Ofrecer apoyo. Una práctica valiosa para suavizar la ansiedad nos invita a conectar con ella desde la ternura y el deseo de apoyar. Cuando hay miedo, lo que necesitamos es conectar con nuestra solidez, con el sostén, con la experiencia de conexión. Esto es difícil cuando tenemos una parte muy crítica y exigente que no nos permite estar en contacto con nuestras emociones con este tipo de apertura y aceptación. Necesitamos aprender a ofrecernos espacios de acogida y sostén para que nuestra ansiedad pueda encontrar un lugar donde descansar. Esto es un compromiso que tomamos con nosotrxs mismxs: encontrar el tiempo para atender y cuidar de nuestra ansiedad. En los vídeos aquí abajo te propongo unas prácticas que espero te sirvan para encontrar este espacio de cuidado. Me encantará escuchar tus experiencias con ellas. La idea no es hacerlas cuando ya estamos en una crisis de ansiedad, sino en los momentos de relativa calma, cuando podemos atender a la emoción sin desbordarnos. Esto nos ayuda a construir una fortaleza interna para los momentos más difíciles. También no pretendo decir que con simplemente hacer estas prácticas todos nuestros problemas se van a resolver por arte de magia. El mundo hoy en día nos presenta con desafíos considerables y necesitamos otros recursos también para poderlos afrontar. Si quieres explorar más y encontrar herramientas para suavizar la ansiedad, te invito a reservar una sesión de orientación gratuita conmigo aquí. Deseo que esta práctica te ofrezca un recurso para encontrar más estabilidad y poder seguir cuidando de tu vida con más fortaleza y conexión.
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Septiembre ha significado, por muchos años de mi vida, la vuelta al cole. Como maestra de primaria, estas fechas siempre me han traído una mezcla de ilusión, energía y melancolía por el aproximarse del Otoño. Este año me alegro profundamente de no ser maestra y no tener que encarar la situación más complicada que jamás pude imaginarme. Me duele pensar en las familias y docentes que se están enfrentando a un panorama lleno de incertidumbre y miedo, frustración e impotencia. Me duele aún más para lxs niñxs, receptores inocentes de un mundo dominado por la incoherencia, las peleas y la tensión. Aún sin estar en la situación, me pregunto ¿qué haría yo si este año tuviera que ser maestra, si fuera madre de niñxs pequeñxs? Comparto aquí estas reflexiones por si pueden aportar algo útil a las personas que sí están en esta situación. El mundo es bueno, el mundo es bello En mi formación de maestra Waldorf, una de las ideas centrales al enfoque pedagógico es la comprensión de las etapas evolutivas del ser humano. Cada etapa se caracteriza por el desarrollo de ciertas habilidades y por la prioridad de ciertas necesidades, experiencias y relaciones. Cada etapa ha de ser abordada, por parte de lxs adultxs, con la conciencia de este desarrollo, para facilitarlo y no entorpecerlo. En la fase de 0 a 6/7 años, resumimos las necesidades de lxs niñxs bajo el lema "El mundo es bueno", en otras palabras, para que el desarrollo ocurra de la manera más armoniosa, se tiene que basar en una percepción de que le mundo es un lugar seguro, agradable y acogedor. Estas percepciones facilitan que el sistema nervioso de lxs niñxs esté libre de ansiedad y preocupación y que, por lo tanto, pueda dedicarse a construir y desarrollar sus capacidades más fundamentales. En la etapa desde 6/7 años hasta los 14 el lema es "El mundo es bello". Esta fase está caracterizada por la primacía del aspecto emocional y social y la necesidad de armonía se traduce en una sensibilidad estética donde el mundo se necesita percibir como "bello". Si la tarea de propiciar estas experiencias siempre ha sido un reto para lxs adultxs, este año me parece de proporciones colosales. Aún así, si entendemos que estas son necesidades evolutivas reales y genuinas del organismo humano, nos vemos convocadxs a responder a este desafío de la mejor manera posible. La idea de que es bueno para lxs niñxs "ver las cosas como son" para prepararse a la realidad, sin mimos, es una idea que, aunque comprensible en su lógica, no parece resultar en adultxs resilientes, abiertxs, colaborativxs y confiadxs sino en personas que, o se han visto sobrepasadas por esta "realidad del mundo" desarrollando toda serie de miedos e inseguridades o se han endurecido a costa de su libertad emocional y su capacidad de formar vínculos de intimidad. El cerebro de lxs niñxs es un cerebro emocional Es muy fácil caer en la idea de que lxs niñxs son versiones más pequeñas de lxs adultxs y que funcionan más o menos de la misma manera. Solemos olvidar, o no sabemos, que el cerebro de lxs niñxs opera de manera muy distinta al nuestro por no haber podido desarrollar todavía todas sus funciones. Su manera de entender la realidad no es lógica, analítica sino emocional, visual y cinestésica. Por esta razón, explicaciones del mundo que se basan en la lógica, el análisis, la relación causa-efecto etc. no son tan "digeribles" por los pequeños cerebros. Las imágenes, las metáforas, los cuentos y las poesías son, por otro lado, maneras mucho más amenas de explicar las cosas, porque hablan en un lenguaje más cercano a la sensibilidad infantil. Pero esto no quiere decir que son tonterías. No quiere decir que vamos a ofrecer una versión simplificada y Disney de la realidad. Quiere decir que vamos a ofrecer una versión que sea lo más nutritiva, asimilable y constructiva para no perjudicar el desarrollo del organismo infantil. Posicionarnos como adultxs Habiendo establecido estas premisas, si fuera maestra este año, mi pregunta sería: "¿Cómo puedo reconciliar la situación actual con las necesidades de lxs niñxs, cómo puedo tejer un abrigo que ofrezca sentido, calor y acogida en mi manera de acompañarles?". No me parecen preguntas fáciles de responder. Me vienen a la mente momentos históricos muy difíciles, como las guerras mundiales, y me pregunto cómo lxs adultxs pudieron acompañar a lxs niñxs en aquel contexto. Me imagino que requiere de una fortaleza inmensa a nivel psicológico y emocional, poder posicionarse como adulta de una manera que protege las necesidades de lxs niñxs, que mantiene la mirada en lo que es bueno y bello en este mundo, que conserva la capacidad de empatizar, de sentir con el corazón abierto todo lo que hay que sentir y mantenerse firme en el propósito de ofrecer seguridad y un espacio libre de las perturbaciones de lxs adultxs. Para poderlo hacer, me parece indispensable que lxs adultxs tengan una red de apoyo a través de la cual poder sostenerse mutuamente. Una comunidad de adultxs capaces de ofrecerse escucha, empatía, reconocimiento, valoración, desahogo, comprensión, compasión y recursos. Esto parece bastante utópico en el escenario que tenemos, tan dividido y polarizado. Lxs adultxs estamos atravesando momentos de enorme frustración, ansiedad, miedo, rabia, confusión, desconcierto e incertidumbre. Nos cuesta crear una visión compartida de la realidad para poder actuar en colaboración y coherencia. Todo aquello que en nuestra sociedad estaba descolgado, basado en injusticias, incoherencias, falsedades, autoritarismo y opresión está ahora plenamente a la vista. La incapacidad de crear una sociedad justa, inclusiva, colaborativa y solidaria es la herencia que ahora amenaza la salud física y emocional de nuestrxs niñxs. Aún así, la situación requiere que sigamos en el intento. Muchas personas reconocen la experiencia de tener hijxs como un llamado a crecer, a desarrollarse, a enfrentarse con las partes oscuras del ser, para poder ser mejores acompañantes y guías. Me parece que la situación actual hace aún más imperativo este propósito. ¿Qué necesitamos desarrollar en nosotrxs para poder favorecer un entorno seguro a pesar de las increíbles dificultades que nos afectan? ¿Qué compromisos necesitamos reforzar para ser agentes de cambio en nuestras comunidades y traer la posibilidad de colaboración, diálogo y coherencia? Siempre he visto la experiencia de cuidar de lxs niñxs, sean hijxs o no, como una actividad social, que nos pone en contacto directo con el mundo y sus retos. Necesitamos crear un mundo habitable para ellxs. Explicar la situación a lxs niñxs Sea cual sea nuestra postura frente a la situación actual, si ponemos la seguridad emocional de lxs niñxs en el centro, tal vez podemos re ubicar nuestro pensamiento lejos de las quejas y las recriminaciones y empezar a actuar de forma constructiva. Podemos tal vez desarrollar un grado de aceptación por el hecho que estamos pasando por un momento muy poco perfecto, agradable y sencillo. Podemos crear un relato que ofrezca un camino viable para lxs niñxs en este caos y desasosiego. Los cuentosmnos pueden sostener para hablar con lxs niñxs y crear unas referencias que nos sirvan para navegar el día a día. Si conseguimos poner de lado (no para siempre sino en nuestro tiempo compartido con ellxs) nuestras opiniones para ofrecer una mirada conciliadora, estamos poniéndonos verdaderamente al servicio del desarrollo de sus capacidades y bienestar. Crear cuentos es una actividad que, tristemente, ha casi desaparecido aún siendo la forma más antigua de trasmitir conocimiento y normas culturales. Este es un momento muy adecuado para volver a ella. Forjar cuentos que sean honestos y que,a la vez, ofrezcan suficiente sustento y seguridad es un regalo que puede hacer la diferencia entre una situación muy traumatizante y una situación difícil. En esta charla que ofrecí en la formación en Integración Relacional para educadorxs hace un par de años, comparto lo que es importante y valioso en los cuentos como herramienta educativa, la puedes escuchar aquí. Reforzar nuestras intenciones Uno de mis propósitos, si fuera maestra ahora, sería crear una red de apoyo, entre mis amistades y compañerxs de trabajo para ofrecerme y ofrecer un espacio de conexión y cuidado. Simplificaría las cosas y reduciría las exigencias lo más posible y me intentaría centrar en lo esencial de mis estabilidad emocional y física. Intentaría forjar vínculos con las familias de lxs niñxs en mi cuidado, para desarrollar estrategias, compartir información, recursos y solidaridad. Intentaría organizarme con otras personas para conseguir traer el bienestar de lxs niñxs al centro de la conversación política y social. Intentaría pensar en estrategias alternativas y creativas para lidiar con el día a día, encontrando mi manera de actuar dentro de un contexto lleno de limitaciones y desafíos. Escribiría cuentos, poesías, dibujaría y me inventaría juegos para compartirlos con lxs niñxs. Me permitiría llorar, gritar, darle puñetazos a la almohada. Me dejaría descansar todo lo que pueda. Lo que quiero hacer, ahora que ya no soy maestra, es ofrecer un espacio de escucha y recursos. Te invito a apuntarte a este espacio gratuito y virtual para compartir ideas, inquietudes y recursos. Sábado 12 de Septiembre, de 11.00 a 13.00 en Zoom. Entre otras cosas hablaremos de:
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