Empieza el año con más compasión hacia tus fracasos. Un camino para transformar las adicciones.1/12/2020 "No te preguntes '¿Porqués la adicción?' pregúntate '¿Qué me duele tanto?'" Gabor Mate ¿Miras tu móvil compulsivamente? ¿Acabas comiendo más de lo que quieres y cosas que no te hacen bien? O tal vez tu dificultad está en separarte del tabaco, del alcohol, de mirar porno? Es posible que estas fechas de comienzo de año te hayan incitado a decirte cosas como: "A partir de mañana lo voy a dejar, ya está, se acabó". Me encantaría saber como te está funcionando. Este año mi propósito ha sido no decirme ninguna de estas cosas, celebrar los regalos que el año pasado me trajo, mirar mis retos con respecto y honestidad y seguir adelante sin gran bombo. Un cambio de mirada Muchas veces, cuando queremos cambiar, ponemos la mirada en un lugar que no nos sirve a largo plazo. Focalizar nuestra atención en el comportamiento que queremos cambiar, monitorearlo, controlarlo y contabilizar todas las veces que no logramos nuestros propósitos, se puede convertir muy rápidamente en una espiral de culpabilidad y desesperación que nos lleva a tirar la toalla y resignarnos a vivir en la desconexión. Esta dinámica interna suele ocurrir cuando la parte de nosotrxs que quiere vernos crecer, desarrollar, aprender y florecer se desespera y se convierte en una autoridad severa que quiere cortar por lo sano el comportamiento dañino de otra parte de nosotrxs. Ahí es donde empiezan los juicios, las recriminaciones, las amenazas, las medidas extremas, los propósitos imposibles de alcanzar. Muy a menudo esto suele durar un tiempo, hasta que la otra parte se descontrola otra vez y acaba volviendo al comportamiento indeseado y el padre severo se convierte en un espectador que fluctúa entre la negación y la crítica. Esto nos lleva, en primera instancia, a reconocer que hay varias partes implicadas en este asunto, que "yo" no soy una entidad sólida y coherente, sino un mosaico de distintas partes que actúan con distintas estrategias y motivaciones. La relación entre estas partes es el elemento fundamental que nos permite cambiar. ¿Cómo se manifiesta la parte de ti que quiere dejar la adicción? ¿Cuales son sus estrategias? ¿Como se manifiesta la parte de ti que sigue con la adicción? ¿Cual es la relación entre ellas? Una mirada compasiva Vivimos en una cultura que a penas conoce la compasión. Lo cierto es que no nos ocurre mirar con compasión hacia quien lo está "haciendo mal". Los errores se corrigen con castigos: algunos de ellos muy sutiles como el juicio o el rechazo, y otros más severos. Los errores reincidentes necesitan medidas más radicales y menos compasión aún. Aunque a nivel racional consideres que ya te has alejado de este modelo de pensamiento, te invito a explorar en tu interior para ver si no queda algo de esta actitud en algún rincón olvidado. Utilizar la culpa como un método de coerción tiene, aparentemente, un sentido psicológico: sentirnos culpables nos proporciona una percepción de control, la posibilidad de poder actuar y cambiar. Para cumplir con este propósito, la culpa se tiene que tomar en dosis muy bajas, acompañada de un abundante vaso de agua. Lo que solemos hacer es tomarnos todas las pastillas en el paquete. Los efectos colaterales de la culpa son el bloqueo, la desesperación y la auto denigración. Muchas veces entonces, el comportamiento negativo se hace más frecuente o más intenso aún. Es como si, a través de este comportamiento, hubiera una voz interna que está diciendo:"¡Dejadme en paz! ¡No me entendéis para nada! ¡A la mierda con vuestro control y juicios!". ¿ A quién te recuerda esta voz? ¿Tal vez a un niño o adolescente enfadado? ¿A alguien oprimido? A mi sí, mucho. Nos da miedo mirar a este niño enfadado con compasión por dos motivos: uno, al mirarle, vamos a darnos cuenta de lo mucho que está sufriendo, dos, tenemos miedo que se descontrole aún más. ¿Cómo sería para ti tomarte el tiempo para ver esta/e niñx enfadadx dentro de tí? ¿De que dolor te hablaría? Algo que duele dentro "Antes de juzgar a alguien con una adicción destructiva, recuerda que no están intentando destruirse a si mismxs o a lxs demás, están intentando destruir algo que duele dentro" J.M Storm Conectar con el dolor de alguien, sea una parte interna de nosotrxs o una persona externa, no es fácil. Todo nuestro sistema nervioso está preparado para huir de aquello que es desagradable. Esto es, en realidad, lo que genera la adicción en primer lugar. Alguna experiencia dolorosa ha sido demasiado grande, profunda, desconcertante, y nos hemos quedado sin recursos, sin apoyo, con un vacío aterrador que necesita ser apaciguado con cualquier cosa. Soledad, Incomprensión, Separación, estos son, muchas veces, los nombres de aquellas experiencias dolorosas. Pero, la voz de la culpabilidad dice: "Qué tontería, esto no era para tanto. Ya deberías haberlo superado, ¿que clase de inútil eres? Hay gente que lo ha tenido mucho peor y no ha acabado como tú." Ya. Lo que nos olvidamos, o no sabemos, es lo que ocurre en el sistema nervioso humano cuando se encuentra con estas experiencias dolorosas, lo que llamamos trauma. Lo que nos olvidamos es que estas experiencias ocurrieron probablemente cuando éramos mucho más pequeñxs, desprotegidxs, sin recursos y con una sensibilidad muy diferente a la coraza que hemos desarrollado después. Hay una parte de nosotrxs que se ha quedado ahí, bloqueada. Hay una parte que todavía duele y se ha quedado sola en un rincón de nuestro ser, su único consuelo es la adicción. Vale la pena recordar que nadie, hoy en día, o tal vez nunca, ha vivido en un entorno que promueve la pertenencia, la empatía, el respeto, la ternura, la inclusión. Si miramos más allá de nuestras historias personales, vemos un mundo al borde del colapso, destrozado por la pobreza, la devastación medioambiental, la violencia. ¿De verdad pensamos que estar bien es una proposición realista en este mundo, para cualquier persona? ¿Qué impacto está teniendo sobre ti leer estas palabras? ¿Notas como se activan las distintas partes de ti, el padre severo y el niño dolido? ¿Notas algo en tu cuerpo que pide alivio? La ternura que sana
Para mí, el trabajo que trae sanación consiste en desarrollar una relación de empatía, respeto y colaboración entre esta parte severa y exigente, y la parte pequeña, dolida, sola. Esto conlleva tomarse el tiempo de realmente estar con ellas y aprender a transformar todos los juicios en expresiones de amor. Desde: “Eres una inútil” a: “Me gustaría ayudarte a aprender a ser más capaz de enfrentarte con tus retos", desde: "Eres débil y patética” a:”Veo tu dolor y me doy cuenta de lo grande que ha sido para ti. Lo siento. Me gustaría acompañarte para que no te sientas más sola.” Esto quiere decir reconstruir una relación que se ha basado hasta ahora en la desconfianza, el rechazo, la exigencia y la separación. Quiere decir aprender a cuidar de nosotrxs, de desarrollar más fortaleza y disponibilidad hacia el dolor, de abrirnos a las negociaciones internas con paciencia, sin forzar nada y sin abandonar. Quiere decir aprender a entrar en un contacto íntimo y honesto con todo lo que somos, con presencia y compasión. Poner límites no tiene por qué ser algo violento, ayudar a este niño a que encuentre otras maneras de apaciguar su dolor no tiene que ser algo que viene desde el desprecio. Deseo que este artículo haya podido aportarte algo nuevo, algo que te ayude a reorientar tus esfuerzos para el cambio y tu bienestar. Te deseo un año rico de ternura y diálogos amorosos con tu dolor. El sábado 28 de enero 2023 ofreceré un taller online titulado Transformar los hábitos. Si te interesa mira aquí. Para saber más sobre mi trabajo y lo que ofrezco te invito a mirar aquí
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