Hoy en día podemos encontrar la palabra Mindfulness en muchos lugares, desde clases de yoga a formaciones para empresas. Tal vez no todos sabemos que esta práctica pertenece a la tradición milenaria budista y se entiende como un entrenamiento preliminar a la meditación. Lo que se ha traducido al Ingles con la palabra Mindfulness, recoge dos prácticas meditativas budistas que, en su lenguaje nativo, son Shamata y Vipassana. El propósito de estas dos prácticas es por un lado aprender a estabilizar el funcionamiento de la mente que, por su naturaleza es móvil e inquieta, por otro aprender a observar las cosas de la manera más objetiva posible. Es cierto que uno de los resultados colaterales de estas prácticas puedes ser un cierto estado de relajación pero esto no es su objetivo. De hecho, es muy frecuente que las personas noten algo de resistencia, dispersión, agobio o incluso disociación cuando intentan meditar de esta manera. Meditar no es natural para el organismo Nuestro organismo tiene un objetivo principal que es sobrevivir. Para poder cumplir con este objetivo necesita estar en un estado de atención y receptividad a toda una serie de estímulos que pueden contener información relevante para la seguridad o el peligro. Por esta razón nuestra mente es tan móvil, yendo de una cosa a otra y haciendo miles de conexiones entre un estimulo y el otro. Es su manera de cuidar de nuestra supervivencia. Este mecanismo se ha desarrollado a través de miles de años (nuestro cerebro tiene aproximadamente 100.000 años) en un entorno que, a la par de presentar peligros, también presentaba muchas oportunidades de descanso y seguridad. Esto permitía a nuestro organismo alternar entre momentos de alerta y atención y momentos de descanso y expansión. Todo esto ha cambiado radicalmente en los últimos 200 años, con el aviento de la industrialización, y nuestro organismo todavía no se ha adaptado a esta situación de estimulación y activación constante. Por esta razón, calmar la mente es algo tan sumamente difícil, por un lado porque nuestra fisiología no acompaña y por otro porque vivimos en un entorno demasiado estresante. Obstáculos a la práctica meditativa. La propuesta que nos hace la meditación es muy valiosa y necesaria, si queremos mantener un mínimo de bienestar en esta sociedad tan ajetreada que hemos construido. A la vez, tenemos que entender que no es algo que surge con facilidad y por lo tanto necesita práctica. La actitud con la que practicamos es fundamental para el aprendizaje. Si entramos en la práctica con una exigencia, con una idea preconcebida del resultado que queremos obtener, es muy probable que la experiencia no sea muy satisfactoria. Pensar que para "meditar bien" tenemos que alcanzar un estado donde los pensamientos son ausentes, donde la mente se queda en blanco, puede acabar con haciéndonos sentir muy desanimadxs. Necesitamos reconocer que es prácticamente imposible parar los pensamientos y, consecuentemente, desarrollar una actitud de aceptación y paciencia con esta parte de nuestro funcionamiento. También pretender que la meditación nos traiga relajación y bienestar puede ser un obstáculo. El nombre Vipassana quiere decir "ver las cosas como son", no "ver las cosas como nos gustaría que fueran". Esto nos invita a entrar en la práctica con una actitud abierta y acogedora. Es muy probable que, en el momento de prestar atención a nuestro mundo interno, nos demos cuenta de que hay ahí toda una serie de pensamientos, emociones y sensaciones que no son muy agradables. Normalmente estamos intentando huir y distraernos de todo esto, cuando por fin nos sentamos a meditar , lo empezamos a ver todo, tal y como es. La meditación no debería ser otra manera de evadir la realidad de nuestros pensamientos, emociones y sensaciones sino un camino para entrar en conexión autentica nuestra experiencia. Aprender a mirarnos con cariño Desde mi punto de vista, el propósito de la meditación es desarrollar la capacidad de sostener lo que encontramos cuando observamos nuestro mundo interno, con cariñó y aceptación. Esto puede traernos relajación, alivio, calma incluso alegría y, a la vez, no es necesariamente un camino simple y directo. Aprender a aceptar todo lo que somos y todo lo que se manifiesta en nuestras emociones, pensamientos y sensaciones corporales, requiere mucha disponibilidad a ser honestas con nostrxs mismxs. También requiere que desarrollemos la capacidad de cuidar de lo que duele, de transformar la voz crítica en una voz amorosa, y que tengamos herramientas para sostener todas las emociones que sacuden nuestro organismo. La meditación se convierte en un camino de auto descubrimiento y cuidado, no en parche o una píldora mágica que nos hace sentir bien. Si esta es nuestra expectativa, podemos acabar pensando que "no lo estamos haciendo bien" o que la meditación no funciona. Si te interesa profundizar más en esto, te invito a participar en este curso online donde crearemos un espacio de práctica para el auto cuidado y el desarrollo.
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El Mindfulness es una práctica que ha cogido espectacular popularidad en los últimos años. Internet abunda con estudios y propuestas que ofrecen el Mindfulness casi como una panacea para todo los males. Es cierto que la práctica de esta disciplina ofrece una multitud de beneficios que van desde la reducción del estrés al aumento de la empatía, a la vez, hay ciertas consideraciones que val la pena tener un mente para ver el Mindfulness con más claridad. Una práctica des contextualizada Lo primero que me parece importante decir es que lo que aquí en occidente hemos bautizado Mindfulness (plenitud de la mente) pertenece a la milenaria tradición Budista, y que en esta tradición la práctica tiene el nombre de Vipassana (ver las cosas como realmente son), y se considera una práctica preliminar para lo que es el entrenamiento meditativo. Como a menudo ocurre, el pensamiento occidental ha fragmentado esta práctica y la ha des contextualizado, separandola de los valores y guías que la filosofía Budista ofrece para sostenerla. Muchas de las personas que investigan o proponen el Mindfulness en occidente no tienen una comprensión profunda del contexto desde el cual proviene y por lo tanto se centran en algunos aspectos y dejan de atrás otros, muy importantes. Utilizar el Mindfulness para reducir el estrés o aumentar la productividad puede ser una manera muy utilitaria de entrar en esta práctica, dejando de lado toda una seríe de preguntas sobre el contexto y sistema de creencias que ha generado el estrés, por ejemplo. Me preocupa que a veces el Mindfulness se pueda usar como una técnica para adaptarnos y hacernos más dóciles frente a situaciones que tal vez sería más salubre cuestionar e intentar cambiar. No todos los problemas se solucionan con el Mindfulness Aunque es beneficioso desarrollar una práctica que nos permita estabilizar la mente, aportando más clama y claridad, esto de por si no siempre puede llegar a ofrecernos caminos viables para transitar los retos de nuestras vidas. Quedarnos en una postura de observación puede reforzar patrones de inmovilidad y rendición que no ayudan a generar la energía necesaria para traer cambios y salir de la zona de confort. Muchas veces también, se genera una expectativa de que simplemente con practicar Minfulness se producirá un estado de calma y paz y que si esto no ocurre es porqué no estamos practicando correctamente. Esto contradice la esencia de la palabra Vipassana, ver las cosas como son, ya que las cosas a veces no son nada agradables. Practicar el Mindfulness desde esta mentalidad nos puede llevar a una especie de evasión o a una sensación de fracaso. El Mindfulness puede ser una herramienta muy valiosa para emprender un trabajo de auto investigación de mucha honestidad, que nos permita entrar en contacto directo con nuestras creencias, patrones y emociones. En este sentido la práctica nos puede ayudar a traer más consciencia para poder luego atender a lo que emerge. Mindfulness y trauma Otro punto muy importante y que muchas veces no se contempla en las clases de Mindfulness es el tema del trauma. Para las personas que han vivido experiencias traumáticas y que todavía no han podido integrarlas, entrar en un estado de introspección, prestar atención a la respiración y el cuerpo, puede llevarle a encontrarse otra vez con las sensaciones traumáticas. Esta situación requiere de un acompañamiento especial y una adaptación de las instrucciones para evitar que la persona se re traumatice. Pensar que simplemente manteniendo la atención en las sensaciones dejándolas pasar se puede lidiar con una experiencia de trauma, puede ser peligroso. Es importante entender como el trauma existe en el cuerpo, como se activa y como se puede desactivar, para que la práctica del Mindfulness no se convierta en un espacio amenazante. Si te interesa descubrir más sobre como utilizar la práctica del Mindfulness para traer más consciencia y transformación en tu vida y si quieres aprender los fundamentos de la neuro biología del trauma, te invito a participar en este webinario online que se realizara el 16, 23, 30 de Octubre de 19.30 a 21.30. ¿Quieres compartir tus experiencias o preguntas sobre la práctica del Mindfulness?
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