Estar en el momento presente es sumamente complicado. En si mismo el concepto “momento presente” ya nos sitúa en el marco del tiempo linear: pasado-presente-futuro. A veces tenemos ideas confusas sobre lo que debería ser el momento presente, y estas ideas no nos ayudan en alcanzar una experiencia directa de la realidad. El momento presente no es un oasis de calma y tranquilidad, no es un lugar silencioso y acogedor (necesariamente), una destinación mítica donde experimentar cosas extraordinarias. El momento presente es sencillamente lo que está ocurriendo ahora mismo, la única diferencia es si le estoy prestando atención o si está ocurriendo en "piloto automático". Si salimos por un momento de este marco de tiempo linear podemos imaginar el momento presente como un punto de intersección, vivo y pulsante donde el pasado y el futuro se encuntran, conversan y bailan. No podemos estar en el momento presente sin llevarnos todas las ideas, conceptsos y hábitos que hemos dearrollado a lo largo de toda una existencia. No podemos mirar las nubes y no saber que son nubes, no podemos volver al estado de apertura y pureza sensorial que teníamos cuando eramos niñxs. Pero no todo está perdido. No estamos exiliadxs desde la posibilidad de vivir con frescura, con la alegría de que “todo es posible”. En el momento presente, todo lo que se ha ido gestando y formando en el pasado está delenate nuestros ojos, disponible para ser descubierto. Por debajo de la primera capa, lo ya conocido, lo que ya sabemos, hay muchas corrientes subterraneas que quieren hablarnos de todo aquello que está vivo todavía, lo que viene desde el pasado a pedir el regalo de nuestra presencia amorosa. Quizás en el dolor de mi hombro, lo cual puedo sentir con claridad en este momento, hay una voz que me quiere hablar de pesos que todavía no he soltado, de enfados que nunca han podido expresarse. Quisás en este pequeño movimiento de retirada que hago involuntariamente, frente a una dificultad, hay miedos que todavía no se han calmado, partes de mi que todavía están buscando el apoyo y el reconocimiento que no tuvieron. Quizás mi manera de interpretar la situación actual está determinada por una creencia que: "Nada va a funcionar", creencia construida cuando tenía 6 años y no pude evitar la separación de mis padres. Si presto atención de una manera abierta y curiosa a lo que se manifiesta en mi en el momento presente, tengo la posibilidad de encontrarme con todo aquello que viene desde el pasado pero también puedo conectar con la voz invitante del futuro, que me llama hacía mi propio florecer, indicandome el camino a través de mis anhelos, mis necesidades. Asi pues, mi futuro está invitando a mi hombro a andar por el mundo con ligereza, con confianza. Las necesidades de apoyo y reconocimiento me enseñan hacia donde dirigir mis próximos pasos, hacia donde mirar. El reconocimiento de mis capacidades y recursos actuales me propone arriesgarme a ver si esta vez algo sí se puede hacer. Estar en el presente no significa forzar a que se produzca una sensación de paz y tranquilidad predeterminada y luchar con las distracciones e incomodidades que se manifiestan. No significa tener que sentir nada en concreto más allá de lo que puedo honestamente percebir con mis sentidos: esta sensación corporal, esta emoción, este recuerdo, este pensamiento, este ruido, esta luz o sombra. Estar en el momento presente significa recordar que no estoy viviendo en un mundo predeterminado, fijo, inamovible, y disponerme a descubrir lo que hay en frente de mi con curiosidad y apertura. Lo único que el momento presente necesita de mi es mi atención, mi disponibilidad y mi sumo respeto para todo lo que se manifiesta. Si la voz cortante del juicio es la que le da la bienvenida a mis descubrimientos, es muy probable que vuelvan corriendo a la oscuridad protectora desde donde han venido. Si lo que descubro es un miedo y le comando de ser valiente, de no ser ridiculo, de darse cuenta que todo está bien, esta actitud es muy probable que no resuelva nada. Que el miedo se callará quizás un rato, para volver más adelante. La gran oportunidad que el momento presente me brinda es de ofrecerle a este miedo el abrazo tierno y lleno de aceptación que no tuvo en su momento, cuando algo, en el pasado, le asustó. Y ahora vuelve a pedirme este regalo, este balsamo sanador. En la medida en que soy capaz de atender con esta atención amorosa a las múltiples partes de mi que me visitan desde el pasado, mi futuro se despierta, se puede reorganizar según nuevas referencias, el cauce del río se ajusta a lo que la corriente necesita para fluir hacia la libertad, ese oceano en constante movimiento, feroz, bello y sumamante vivo. "En mis hábitos revelo como los vientos y las lluvias de la vida han formado el suave crecer de mi cuerpo La arquitectura compleja de la protección es visible en mi mirada, en mis gestos en los pequeños cambios en mi voz La respiración puede volver a hacer fluidas estas paredes para que puedan albergar mi corazón tierno como alas." Tatiana Sibilia Comments are closed.
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