En la lentitud se abre un paisaje rico de información sensorial que nos ofrece la posibilidad de disfrutar. Parece una obviedad pero tal vez nos cuesta recordar que en un ritmo rápido es prácticamente imposible encontrar disfrute y sentir satisfacción. Lentitud y placer Cuando vamos con prisa, con el reloj persiguiéndonos, solo podemos atender a nuestra experiencia de la forma más genérica y resumida. No podemos prestar atención a los detalles, sin embargo, en los detalles está el placer. Lalita Devi, una reclusa que vivió una vida hermética escondida durante años en la naturaleza dijo: “La lentitud es algo universal. Solo nos hemos desacostumbrado a ello. Lentitud, constancia y armonía de movimiento ... y surge nuestra conciencia. El cuerpo comienza a encontrar alegría en cada pequeña cosa. Estamos atentos y despiertos. Sentimos la frescura total y absoluta del mundo. Comunicamos. Abrimos nuestros sentidos a la abundancia del ser ”. En la lentitud empezamos a descifrar los matices sutiles de nuestra percepción, y esto nos proporciona placer. Imagina comer un rico y jugoso melocotón. Lo puedes comer rápidamente, mientras te preparas el desayuno, apresurada por el tiempo y las miles tareas todavía por hacer. O puedes tomarte un tiempo para oler la fragancia del fruto, pasar tus dedos por su sedosa piel, notar su textura, y poco a poco hundir los dientes en la pulpa, percibiendo como esta desprende un abanico de sabores que estallan por tu boca. No hay comparación entre las dos experiencias. Nuestro sistema nervioso es incapaz de procesar demasiados estímulos a la vez y, si se ve obligado a ello, lo que hace es cerrar la puerta. Los sentidos se apagan y nuestra percepción, en lugar de mantenerse abierta y receptiva, se refugia en una evaluación resumida de la información, lo suficiente para seguir adelante pero no para sentir presencia, curiosidad, satisfacción, placer y creatividad. El subversivo arte de ir despacio En el libro “Elogio a la lentitud”, Carl Honre nos dice: “La velocidad puede darte una gran sensación de emoción, y hay un lugar para eso en la vida y en la música, pero tienes que trazar la línea y no siempre usar la velocidad. Es una estupidez beber una copa de vino rápidamente. Y es una estupidez tocar Mozart demasiado rápido ". El bienestar está directamente vinculado con la posibilidad de experimentar, de forma regular y reiterada, momentos de lentitud, donde las metas desaparecen y el foco de la atención está en el proceso, en la calidad y no en la cantidad. Si esto te parece inalcanzable, te animo a encontrar en ti la determinación para insistir en este derecho fundamental de tu organismo. Conviértete en una activista de la lentitud, en tu familia, en tu lugar de trabajo, con tus amistades. Reclama el derecho a terminar una cosa antes de empezar con otra, afirma la belleza de cuidar de los detalles, permite a tu sistema nervioso, intoxicado por un exceso de adrenalina, de recuperarse en la experiencia de pequeños placeres. Este artículo es un extracto del programa "Cuid-arte", un boletín mensual que te ofrece un texto para reflexionar sobre los asuntos importantes del bienestar y desarrollo personal, un audio con una meditación guiada, unas poesías para inspirarte y unas propuestas para poner en práctica las ideas tratadas en tu día a día, con creatividad y cariño hacia ti misma. Si te interesa saber más, ya sabes qué hacer :)
3 Comments
Mercedes
2/20/2021 12:28:28 pm
Gracias
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10/7/2022 03:35:42 am
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