“Lo que sabe que tengo miedo no tiene miedo” “That who knows I am afraid is not afraid itself” Autor desconocido ¿Cual es tu reacción habitual cuando se despierta la rabia, la tristeza, el miedo, la ansiedad? Es muy frecuente estar en una de dos reacciones polarizadas: por un lado la emoción se apropia de nuestro ser y se expresa de manera incontrolada, por otro, reprimimos la emoción y no le permitimos expresarse. No es fácil estar en el medio y establecer una relación que promueve la integración de las emociones como una experiencia fundamental para una vida plena, libre y resolutiva.
Tomar consciencia quiere decir ralentizar El ingrediente fundamental para poder establecer esta relación es la posibilidad de tomar consciencia, percatarme de lo que me está ocurriendo y generar un espacio interno desde el cual explorar mi experiencia. Si falta este ingrediente todo ocurre por su cuenta e yo me convierto en una espectadora de mi vida, sujeta a los patrones establecidos por mis hábitos y automatismos. Observarme me permite generar un espacio entre la parte de mi que sabe lo que me ocurre, mi “testigo interno”, y la parte de mi que está en la experiencia de lo que ocurre, viviendola. En este espacio que se genera hay la semilla de lo que puede llegar a florecer como libertad, autonomía y coherencia. Hay 3 lugares internos que podemos observar: el cuerpo y sus sensaciones físicas, las emociones que acompañan estas sensaciones físicas y los pensamientos que enmarcan, explican, analizan y definen la experiencia. Tenemos muy poca práctica en conectar con el cuerpo y las emociones y por lo general, en lugar de observar los pensamientos, estamos perdidxs en ellos como hojas en los remolinos de un río. Observar quiere decir ralentizar, tomar tiempo, hacer espacio. Más importante aún quiere decir frenar el impulso de solucionar, explicar, analizar. Observar es una actitud llena de apertura, curiosidad, interés, ligereza y se expresa mejor en la pregunta "¿Cómo es esto?" en lugar de "¿Porqué es esto?". Observar nuestras reacciones Una reacción frecuente al aparecer de una emoción desagradable es la huida, la cual puede tomar muchas formas: racionalización, distracción, supresión o disociación. Todas estas respuestas nos alejan del cuerpo y de la experiencia presente para refugiarnos en el mundo de las ideas o de la acción. Son respuestas comprensibles para evitar la experiencia desagradable de sentir la emoción en su amplitud. A veces pensamos que si nos dejamos sentir una emoción nos vamos a hundir, o que tocaremos con una vulnerabilidad que tenemos que evitar a toda costa. Estas reacciones no suelen funcionar a largo plazo. Es como si un cartero estuviera picando a la puerta para entregarnos un mensaje muy importante, si no abrimos la puerta el cartero no se va a ir y seguirá picando. A veces las emociones que no hemos atendido se transforman en tensión crónica en los hombros, la mandíbula, se convierten en ansiedad y nos despiertan por la noche. Entonces podemos empezar a observar todas las maneras que tenemos de no estar presentes con nuestras emociones y, sin forzar nada, invitarnos a explorar como sería no huir. Una manera de no huir es poner nuestra atención en las sensaciones físicas. ¿Qué está ocurriendo en el cuerpo? ¿Qué impulsos parecen acompañar la emoción? ¿Hay energía o apatía, expansión o contracción, rigidez o caos? Si pudiéramos estar presentes solo con la experiencia física, sin entrar en toda la narrativa que la explíca y la interpreta, se abriría todo otro panorama de experiencia. Dialogar con la emoción Muchas veces el trabajo necesario para poder dialogar con las emociones se tiene que hacer antes de su llegada, no durante. Cuando la emoción ya está presente quiere decir que nuestro sistema nervioso está en una situación de “alerta”, cuando más intensa la emoción más en alerta estará, y más alerta para el sistema nervioso quiere decir menos posibilidades de actuar desde la libertad. El trabajo que podemos hacer para prepararnos pertenece al linaje de la meditación Budista y se conoce en occidente bajo el nombre de Mindfulness. Esta práctica fortalece aquellas capacidades que nos permiten permanecer conscientes aunque bajo el “estrés” de la emoción. Es una práctica que nos invita a entrar en una actitud abierta y curiosa hacia nuestro estado emocional, observando las sensaciones corporales y los pensamientos que acompañan la emoción. Cuando estamos en un estado de Mindfulness, las cosas empiezan a ralentizar, dándonos el tiempo de ver los detalles de nuestra experiencia que en el día día pasan desapercibidos. También nos ayuda a poner el intelecto al servicio de la emoción, saliendo de su hábito de analizar, explicar y resolver y entrando en un proceso de investigación donde el referente es el cuerpo y su sensación. Esta práctica constituye, desde mi punto de vista, la preparación preliminar para poder empezar a dialogar con la emoción. En este diálogo podemos abrirnos a recibir información desde nuestro organismo que no es necesariamente lógica, linear o agradable y sin embargo nos puede resultar sumamente significativa y necesaria para nuestro desarrollo. Es la información que viene desde las profundidades de nuestro ser y que muchas veces es inaccesible a la lógica y el raciocinio. Comparto unos pasos, en este proceso de diálogo, que puedan servir de “anclaje” para los momentos de tormenta emocional.
Compartir el proceso Aunque considero importante desarrollar fortalezas y competencias que nos ayuden a cuidarnos, también estoy convencida que nuestro sistema nervioso funciona mucho mejor en regular las emociones cuando estamos acompañadxs. Es muy fácil perderse y entrar en lugares muy enredados cuando intentamos explorar nuestras emociones en soledad. Tener a nuestro lado alguien capaz de ofrecernos un espacio seguro, libre de juicios, de consejos y de análisis para que podamos tener la tranquilidad necesaria para conectar con las emociones. Este acompañamiento es raro de encontrar y un gran regalo cuando tenemos la suerte de recibirlo. En mí artículo "No necesitas terapia, necesitas hablar con alguien que sepa escuchar" profundizo un poco más en esto, te invito a leerlo aquí. Si te interesa experimentar este tipo de acompañamiento te invito a reservar una sesión gratuita conmigo aquí. Deseo que este artículo te haya ofrecido algunas ideas y referencias útiles para tu camino, si te apetece conectar conmigo estaré encantada de leer tus comentarios.
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